El ciruelo es un árbol de deliciosos frutos y extrema belleza. Algunas variedades superan los cinco metros de altura. Tiene un
tronco recto marrón oscuro, ramas abiertas y erguidas formando una copa
esférica y raíces poco profundas. Sus hojas pequeñas, de color verde
oscuro, tienen forma ovalada y el borde aserrado. Posee flores
pequeñas de cinco pétalos, individuales o agrupadas en racimos.
En otoño las hojas del ciruelo se tornan de colores rojos
oscuros y en primavera las pequeñas flores, que salen antes que las
hojas, pintan la copa de tonos blancos o rosados aportando un
maravilloso paisaje a jardines o a huertas y granjas donde se los ve en
cantidades.
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La flor del ciruelo es considerada como uno de los “cuatro caballeros”
de las flores, en la cultura china. Y sus compañeros son los bosques de
bambú, los crisantemos y las orquídeas. Una de sus cualidades es que no
se ve afectada por el clima frío del invierno; las pequeñas flores del
ciruelo desafían las heladas, brotando de las ramas
estériles y dejando atrás a todas las otras flores.
Es un símbolo
de renacimiento y de resistencia frente a la adversidad.
Las flores de ciruelo son diuréticas y contribuyen a la curación de la
tos, de la leucorrea en la mujer, de las enfermedades del pulmón, de
los cólicos y de los calambres del estómago.
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